1613
Cervantes Saavedra, Miguel de
Novela de Rinconete y Cortadillo
Diéronselas luego, y la Escalanta, quitándose
un chapín, comenzó a tañer en él como un pandero;
la Gananciosa tomó una escoba de palma nueva, que allí se halló
acaso, y, rascándola, hizo un son que, aunque ronco y áspero,
se concertaba con el del chapín. Monipodio rompió un plato e
hizo dos tejoletas,
que, puestas entre los dedos y repicadas con gran ligereza, llevaba el contrapunto
al chapín y a la escoba.
Espantáronse Rinconete y Cortadillo de la nueva invención
de la escoba, porque hasta entonces nunca la habían visto. Conociólo
Maniferro, y díjoles:
_¿Admíranse de la escoba? Pues bien hacen, pues música
más presta y más sin pesadumbre, ni más barata, no se
ha inventado en el mundo; y en verdad que oí decir el otro día
a un estudiante que ni el Negrofeo, que sacó a la Arauz del infierno;
ni el Marión, que subió sobre el delfín y salió
del mar como si viniera caballero sobre una mula de alquiler; ni el otro gran
músico que hizo una ciudad que tenía cien puertas y otros tantos
postigos, nunca inventaron mejor género de música, tan fácil
de deprender, tan mañera de tocar, tan sin trastes, clavijas ni cuerdas,
y tan sin necesidad de templarse;
........
Talle llevaban de no acabar tan presto el comenzado cántico, si
no sintieran que llamaban a la puerta aprisa, y con ella salió Monipodio
a ver quién era, y la centinela le dijo como al cabo de la calle había
asomado el alcalde de la justicia, y que delante de él venían
el Tordillo y el Cernícalo, corchetes neutrales. Oyéronlos los
de dentro, y alborotáronse todos de manera que la Cariharta y la Escalanta
se calzaron sus chapines al revés, dejó la escoba la Gananciosa,
Monipodio sus tejoletas,
y quedó en turbado silencio toda la música; enmudeció
Chiquiznaque, pasmóse el Repolido y suspendióse Maniferro, y
todos, cuál por una y cuál por otra parte, desaparecieron, subiéndose
a las azoteas y tejados, para escaparse y pasar por ellos a otra calle.