sábado, 16 de agosto de 2025

Las postizas: tradición, música y memoria.

 

Las postizas son un instrumento de percusión de la familia de los idiófonos de entrechoque, conocido principalmente en la Huerta de Murcia, aunque con ecos en otras regiones como La Mancha. Se trata, en esencia, de lo que hoy denominamos castañuelas, aunque el término “postiza” tiene una trayectoria léxica y cultural que lo distingue y le confiere un fuerte carácter identitario.

 


Definición histórica y evolución léxica

Los diccionarios académicos de los siglos XVIII y XIX registraban “postiza” como sinónimo de castañuela, precisando que se trataba de las más finas y pequeñas respecto a las regulares (RAE 1803, 1817). En el habla popular, sin embargo, la palabra adquirió matices locales: en Castilla La Mancha y Murcia se decía “postizas” en lugar de castañuelas, y con ese nombre pasaron a la literatura, el teatro y la poesía popular. Así lo recoge Richard Ford en su Handbook for Travellers in Spain (1845), al señalar que en Andalucía se llamaban “castañuelas” o “palillos”, y en Castilla, a veces, “postizas”:

 

“No people play more or better on the castanets than the Andalucians. There are many names for them. Castañuelas, palillos, and sometimes in Castile postizas; the very urchins in the street begin to learn by snapping their fingers, or clicking together two shells or bits of slate, to which they dance.”

 


Con el paso del tiempo, la lexicografía académica fue arrinconando este uso, manteniendo “castañuelas” como término general. Sin embargo, en Murcia y su entorno la voz  postizas se mantuvo viva hasta bien entrado el siglo XX, vinculada a la práctica festiva, las rondas y los bailes de la huerta.

 

Ámbito territorial

El núcleo principal de uso documentado es la Región de Murcia, donde aparecen continuamente en fuentes del siglo XIX y XX: romerías, rondas de mozos, ferias, bailes en las plazas. Textos de prensa murciana de la época aluden a su venta en ferias, al repique de las huertanas durante parrandas o malagueñas, e incluso a la costumbre de “encintar las postizas” para adornarlas en fiestas patronales. En La Mancha, también figuran en coplas de seguidillas manchegas, donde se cantaba que para bailar era imprescindible:

 

                                   “una buena guitarra y unas postizas”.

 

Formas y materiales

Las postizas han tenido variantes morfológicas. Tradicionalmente se fabricaban más pequeñas que las castañuelas actuales, con formas que evocaban un corazón estilizado. Eran objeto de adorno, con cintas de colores, y se elaboraban en diversas maderas, siendo especialmente apreciadas las de jinjolero (azufaifo), material muy común en la huerta murciana por su dureza y sonoridad. Su carácter ornamental se integraba con el vestuario festivo, reforzando la idea de que no eran un mero instrumento musical, sino parte del “atrezzo” identitario de la moza huertana.

Función en la danza

El repertorio donde aparecen las postizas es principalmente el de los bailes populares murcianos, como la parranda y la malagueña, pero también en seguidillas manchegas y jotas. Los cronistas del XIX destacan la habilidad generalizada de las jóvenes para hacerlas repicar con gracia, marcando el compás con finura rítmica y acompañando los giros y mudanzas de las parejas. Su sonido agudo y brillante no era secundario: dominaba sobre guitarras y panderetas, aportando vivacidad y carácter festivo.

 


En la memoria literaria y popular, las postizas aparecen constantemente asociadas al cortejo, al encuentro entre mozos y mozas, y a la alegría de la fiesta campesina. Poetas como Vicente Medina evocan su repiqueteo como un lenguaje que “habla”, metáfora del diálogo amoroso y lúdico entre bailarines:

 

“y qué gusto de mudanzas!

qué bracitos y qué cuerpo,

cuando se mimbrea y salta!

y qué manejo de postizas

con repiqueteos que hablan! . .”

 

Vigencia y rescate

Hoy, el término “postizas” ha quedado en gran medida relegado a la tradición oral, los cancioneros y la investigación etnográfica, aunque todavía se conserva en la conciencia regional como marca de identidad cultural. En los estudios de folklore murciano, como los de Tomás García Martínez o Miguel Ángel Montesinos, e iniciativas como las de Carmen María Martínez Salazar, entre otros, se reivindica su papel como emblema de la música tradicional huertana, en paralelo a la evolución de las castañuelas en el ámbito nacional.

 


Bibliografía referenciada:

 

Richard Ford, A Handbook for Travellers in Spain (1845).

Real Academia Española, Diccionario de la lengua castellana (ediciones 1803, 1817).

Vicente Medina, Aires murcianos (1891).

Tomás García Martínez, “Instrumentos tradicionales en la huerta murciana”, Revista de folklore nº 264.

Miguel Ángel Montesinos, “Las postizas en la región de Murcia”, Revista de folklore.

María del Carmen Ibáñez Ibáñez, Cancionero de la provincia de Albacete (1967).

 







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Las entradas de este Blog provienen de una antigua página publicada en internet en los años 90. En principio se pretende publicar los conte...