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Anónimo
La vida y hechos de Estebanillo González
Tenía pocos años y muchas astucias. Traía todo su dote y ajuar a cuestas, y el testamento en la uña.
Servía, por ser huérfana (y por estar en parte recogida), a una tía suya tabernera, adonde yo tenía conocimiento y entrada los ratos de mi ociosidad. Puse los ojos en tal polla, y, pareciéndome que estaba ya en edad de poner huevos, le di un día un pellizco tan apretado como el amor que la tenía, y ella me pagó la lisonja con una coz tan desigual a su adamadura que malos años para la más briosa yegua. Y como es muy propio de pollinos el hacer el amor a coz y bocado no estrañé el son de la castañeta.