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Quevedo y Villegas, Francisco de Poesías José Manuel Blecua, Castalia (Madrid), 1969-1971 |
A UNA DAMA QUE BAILANDO CAYÓ QUINTILLAS
Todo mi discurso atajo, sin poder hallar consuelo, viendo que en ese trabajo en ti se nos cayó el cielo y no nos cogió debajo. Deja, si te desgobiernas o las piernas o los brazos, mis penas hagan eternas, con pretina de tus lazos, gargantilla de tus piernas. Guarda en tus brazos despojos de la gala que sujetas; no mueran con mil enojos el Rastro en tus castañetas, el Matadero en tus ojos. Otra vez, pues, que por ti vivo y muero, como ves, desde el punto que te vi, si se te fueren los pies, di que se vengan a mí. Si el chapín se te torció, anda sobre mí, no pares; no temas que tuerza, no; pues cuanto más me pisares, más me enderezaré yo. Y aunque es año de caídas en el mandar y el poder, duélete de tantas vidas que de ti viven asidas: tente, u déjate tener.
........Todo mi discurso atajo, sin poder hallar consuelo, viendo que en ese trabajo en ti se nos cayó el cielo y no nos cogió debajo. Deja, si te desgobiernas o las piernas o los brazos, mis penas hagan eternas, con pretina de tus lazos, gargantilla de tus piernas. Guarda en tus brazos despojos de la gala que sujetas; no mueran con mil enojos el Rastro en tus castañetas, el Matadero en tus ojos. Otra vez, pues, que por ti vivo y muero, como ves, desde el punto que te vi, si se te fueren los pies, di que se vengan a mí. Si el chapín se te torció, anda sobre mí, no pares; no temas que tuerza, no; pues cuanto más me pisares, más me enderezaré yo. Y aunque es año de caídas en el mandar y el poder, duélete de tantas vidas que de ti viven asidas: tente, u déjate tener.
Las galas de los antiguos ha convertido en botargas, y las marimantas
viejas las ha introducido en galas. Las fiestas y los saraos nos los trueca
a mojigangas; y lo que entonces fue culpa, hoy nos la vende por gracia. Los
maestros de danzar, con sus calzas atacadas, yacen por esos rincones digiriendo
telarañas. Floretas y cabrïolas bellacamente lo pasan después
que las castañetas
les armaron zangamangas. Con un rabel, un barbado como una dueña danzaba,
y, acoceando el Canario, hacía hablar una sala. Mesuradas, las doncellas
danzaron con una arpa: que una cama de cordeles mucho menos embaraza. Usábanse
reverencias con una flema muy rancia y de gementes et flentes las veras de
la Pavana. Salía el Pie de gibao, tras mucha carantamaula, con más
cuenta y más razón que tratante de la plaza. Luego la Danza
del peso, una Alta y otra Baja; y, con resabios de entierro, la que dicen
De la hacha. El conde Claros, que fue título de las guitarras, se quedó
en las barberías, con Chaconas de la gaya
.........
Fuera de comer, mi boca sólo el besarla desea, pues me la suele
tener muda por sobra de lenguas. Continuo peca con galas, cosa que a todos
alegra, pues va cargado de brincos el pecado en que ella peca. Malhaya yo,
que gasté mi vida en jugar a ciegas a lo de Maricastaña por
el libro de mi aldea. Besaba a lo mazorral un beso con
castañetas; abrazaba de empujón, martirizando caderas.
Éranme pueblos en Francia lo que se llama gatesca, siendo lugares que
pasa a Italia el que blanco yerra.