La romería de San Isidro se ha celebrado ayer con el mismo bullicio, la misma animación, y con mayor concurrencia, si cabe, que los años anteriores, porque el día del Santo patrono de Madrid ha sido favorecido este año con un hermoso y despejado cielo, y con los encantos de la primavera, si es que esta puede tener encantos en la córte de las Españas.
Con esto, dicho se está que la pradera de San Isidro se habrá visto cuajada naturalmente de gentes alegres y bulliciosas, y que habrán abundado en aquellos contornos los bailes y las meriendas, á los cuales suelen seguir siempre, como de reata, los excesos y las pendencias.
Como en la córte hay gentes de toda clase de gustos y medios para satisfacerlos, todos, porque en semejantes casos nunca fallan, las ménos aficionadas á la animación y el ruido eligieron los paseos de la Fuente Castellana, sentando sus reales en aquellos laberintos comunmente tan silenciosos, y ayer convertido en eco de cantares, más ó ménos libres, y del repique de las retrógradas castañuelas, á las cuales no han conseguido destruir todavía los progresos de la civilización.