1624 Tirso de Molina (Fray Gabriel Téllez)
Cigarrales de Toledo
llamó a su hermano, que estaba escondido en la cueva con otros dos amigos, y en un instante quitaron la puerta antigua de la calle y pusieron la nueva, que ya tenía su cerradura y aldaba, y se había ajustado a los quicios, y medido de suerte que, sin ruido, se asentó como de molde. Encima della, en el frontispicio, clavaron una tabla mediana, y escrito en campo blanco: Casa de posadas. Hecho esto, trujo una caterva de amigos que vivían cerca de allí, con sus mujeres, dos mastines, gruñidores, guitarras y castañetas, y de en casa de un figón cena y jira, acomodada con el tiempo, celebrando con bailes y borracheras el naufragio del pobre buscacomadres que, sin hallar la Castejona, no hizo más de importunar aldabas y despertar vecinos.
...........
"Luego, pues, que la buena Mari-Pérez supo por sus espías que se había ausentado su enlodado esposo, asentó la primera puerta, con ayuda de sus convidados, como estaba de antes, quitó la tablilla; y, haciendo que se llevasen lo uno y lo otro consigo, los despidió a todos, conjurándolos guardasen secreto; y, quedándose con su sobrina sola, se acostaron, cansados los pies de bailes, las manos de castañetas, los estómagos de comer y las bocas de reír, durmiendo a satisfacción de la cena y entretenimiento hasta la mañana, que volvió su pintor a medio enjugar, en compañía del viejo Santillana, que casi persuadido con la porfía de nuestro Morales, oyéndole afirmar lo mismo a la mañana que por la noche, deseaba ver esta nueva maravilla. Llegaron, en fin, a vista de la casa encantada.