sábado, 5 de julio de 2025

¿Tienen las castañuelas 2.500 años de antigüedad?

 

La verdad detrás de uno de los mitos más repetidos

Una de las afirmaciones más repetidas —y más erróneas— en folletos turísticos, artículos divulgativos e incluso libros sobre flamenco es que las castañuelas tienen una antigüedad de 2.500 o 3.000 años. Esta idea, sin embargo, carece por completo de fundamento histórico. No hay pruebas arqueológicas, iconográficas ni documentales que permitan sostener tal afirmación, y quienes la repiten suelen confundir las castañuelas con otros instrumentos de percusión más antiguos, de aspecto y función parcialmente similares, pero de naturaleza muy distinta.




En las culturas del mundo antiguo, como la egipcia, la fenicia, la griega o la romana, existieron diversos instrumentos idiófonos de entrechoque: artefactos que sonaban al golpear dos piezas entre sí. Entre ellos destacan los krotalos griegos o el crotalum romano. Pero ninguno de estos instrumentos puede considerarse una castañuela. Eran de formas variadas, a menudo metálicos o de hueso, y su técnica de ejecución no se relaciona con el toque de dedos propio de las castañuelas modernas. Además, muchos se tocaban sacudiéndolos o agitándolos, como si fueran sonajas, y no atados a los dedos como las castañuelas actuales.

El verdadero origen de las castañuelas, tal como hoy las conocemos, se sitúa a finales del siglo XV o comienzos del XVI, en la Península Ibérica. A partir de ese momento empiezan a aparecer referencias escritas a este instrumento, con una técnica muy específica que se ha desarrollado y transmitido hasta nuestros días. Antes de esa época, la iconografía medieval muestra otros instrumentos de percusión de entrechoque, como las tablillas medievales que aparecen en frescos, capiteles o miniaturas de los siglos XII y XIII, pero estas no se tocan con los dedos, sino que se sujetan con fuerza en la palma. Por tanto, no se trata de castañuelas, sino de un tipo de idiófono diferente, aunque posiblemente relacionado en su evolución posterior.

El mito de la antigüedad de las castañuelas ha surgido, en parte, por la necesidad de prestigiar el instrumento mediante un relato que lo vincule con las grandes civilizaciones del pasado. También ha contribuido a ello una visión poco crítica de la historia de la música, en la que la forma o la función de un instrumento se considera suficiente para establecer una filiación directa, sin tener en cuenta los cambios de técnica, contexto, uso y significado. Sin embargo, autores cultos como Rodrigo Caro en el siglo XVII o Francisco Asenjo Barbieri en el siglo XIX ya advirtieron de la tendencia a confundir las castañuelas con otros instrumentos antiguos, y propusieron distinguir claramente lo uno de lo otro.

La organología moderna lo confirma: las castañuelas, como instrumento musical estructurado, afinado, ligado a un repertorio y a una técnica concreta, no tienen más de cinco siglos de historia. Su aparición está vinculada a la cultura popular ibérica de la Edad Moderna, y su evolución posterior —hasta alcanzar el virtuosismo que conocemos hoy en día en el flamenco y la danza clásica española— es extraordinaria precisamente porque nace de un objeto humilde, que no necesita falsas antigüedades para reivindicar su importancia.

Aceptar que las castañuelas no tienen miles de años de historia no les resta valor. Muy al contrario: permite apreciarlas por lo que realmente son, por su riqueza técnica, su musicalidad rítmica y su arraigo cultural en la tradición hispánica. La belleza de las castañuelas reside en lo que son, no en lo que nunca fueron.






EL MUNDO DE LAS CASTAÑUELAS

Las entradas de este Blog provienen de una antigua página publicada en internet en los años 90. En principio se pretende publicar los conte...