lunes, 14 de julio de 2025

Canecillo de San Andrés de Pecharromán. Segovia.

 
Nueva representación de tablillas de entrechoque medievales en el románico segoviano: bailarina en un canecillo de San Andrés de Pecharromán. Segovia.

Localización: Iglesia de San Andrés, Pecharromán (Segovia), muro sur de la nave.
Cronología: ca. 1170-1185 
Técnica: Relieve escultórico en piedra (canecillo).
Iconografía: Figura femenina tañendo tablillas de entrechoque medievales.

La iglesia románica de San Andrés en Pecharromán, pequeño núcleo rural en la provincia de Segovia, constituye un valioso ejemplo del románico popular castellano, caracterizado por su sobria arquitectura y su expresivo repertorio escultórico. Construida en el siglo XII, presenta una sola nave con ábside semicircular y una interesante colección de canecillos tallados en el alero meridional, donde se alternan motivos decorativos, figuras fantásticas y escenas humanas de variado contenido.

En uno de estos canecillos se conserva una singular figura femenina, esculpida en actitud frontal, con el rostro ligeramente sonriente y un tocado de amplio volumen que se despliega sobre la cabeza a modo de lazo o adorno festivo. La figura, que podría interpretarse como una bailarina o intérprete gestual, sostiene en cada mano una tablilla rectangular de contornos bien definidos. El modo en que se muestran las manos y la cercanía de los dos elementos sugiere con claridad su uso como instrumentos de percusión por entrechoque manual.

Canecillo con bailarina tañendo tablillas de entrechoque. 
Iglesia de San Andrés, Pecharromán (Segovia), ca. 1170–1185. 
 Fotografía: Javier Gago / Pasión por el Románico.



Nos encontramos ante una representación poco común: una mujer que participa activamente en la creación sonora mediante la percusión rítmica con tablillas, probablemente acompañando una danza. La escultura transmite movimiento y ritmo, acentuado por la actitud viva del rostro y la posición simétrica de los brazos. Este tipo de escenas, integradas en el conjunto decorativo exterior de iglesias rurales, constituyen valiosos testimonios de las prácticas musicales y performativas de época medieval, más allá del ámbito litúrgico.

Este hallazgo en Pecharromán se suma al conjunto creciente de imágenes que documentan el uso de tablillas de entrechoque como recurso rítmico en el Occidente medieval, y refuerza la hipótesis de su inclusión dentro de un imaginario musical estrechamente vinculado a la danza, la gestualidad y el espectáculo.